ESET, compañía líder de seguridad informática, se centra en la educación como un elemento clave en la lucha contra el cibercrimen.
ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, celebra el 3 de noviembre el Antimalware Day. Sin embargo, durante el mes de noviembre estará impulsando dicha iniciativa que tiene como finalidad resaltar la tarea realizada por la industria de la seguridad informática en su lucha contra las amenazas y su contribución para hacer un uso más seguro de la tecnología.
En esta edición, la atención estará centrada en el rol que tiene la educación sobre temas de seguridad. La tecnología se ha convertido en algo que atraviesa gran parte de los aspectos de la vida cotidiana y, es por esto, que hay que estar preparados para saber utilizarla de forma segura y sin exponerse a riesgos.
Durante el mes de noviembre, ESET publicará en su portal de noticias WeLiveSecurity una serie de artículos que abordarán distintos aspectos de la educación en el ámbito de la seguridad. Se compartirán ideas para establecer instancias de capacitación a nivel empresarial, conceptos fundamentales para hacer un uso seguro de la tecnología, entrevistas a especialistas para conocer sobre la formación profesional que existe a nivel global en materia de seguridad informática y opiniones de quienes se desempeñan en áreas de prevención y capacitación acerca de si consideran que la educación en seguridad informática debería formar parte de la educación formal.
El primer artículo, es acerca de la eduación en seguridad dentro del ámbito corporativo. Teniendo en cuenta que el error humano es considerado el principal responsable de gran parte de los incidentes de seguridad que ocurren en una organización, ESET considera que es de gran utilidad contar con una instancia en donde los integrantes de los equipos de trabajo puedan desarrollar habilidades para enfrentar este tipo de amenazas.
La elección de esta fecha tiene un motivo histórico, el 3 de noviembre de 1983 fue utilizado por primera vez el término “virus informático”. El profesor Leonard Adleman tomó esta expresión para referirse a un código malicioso creado por su estudiante, Frederick Cohen, en un experimento universitario.