El gigante estadounidense del software Microsoft se sumó este miércoles al resto de grandes compañías tecnológicas y admitió que «escucha» grabaciones de algunas de las conversaciones que los usuarios mantienen con su asistente personal Cortana o con el servicio de traducción de Skype.
La compañía que dirige Satya Nadella no emitió un comunicado oficial ni abordó directamente el asunto, sino que se limitó a actualizar su política de privacidad online para añadir que, con el objetivo de mejorar el servicio que estas plataformas ofrecen, parte de algunas conversaciones son escuchadas por humanos o máquinas.
En el caso de Skype (propiedad de Microsoft) no se trata de llamadas o videoconferencias entre usuarios, sino de grabaciones de la voz de los internautas cuando estos interactúan con el servicio de traducción de la plataforma, mientras que en el de Cortana se limitan a interacciones entre el usuario y el asistente de voz.
La lógica que opera detrás de esta práctica es que, pese a los avances en inteligencia artificial (la tecnología en la que se basan ambos servicios), todavía es necesaria de vez en cuando la intervención humana para hallar posibles fallos y contribuir a la mejora de la calidad.
La inteligencia artificial se basa en sistemas de aprendizaje automatizado, por los que la máquina «aprende» a procesar información y a «pensar» como un humano, pero para ello necesita ejemplos que le sirvan de muestra a partir de los cuales pueda desarrollar patrones que le permitan crear un modelo lógico.
De hecho, si un error cometido por un sistema de inteligencia artificial no es detectado durante un tiempo largo, el aprendizaje automatizado podría hacer que la máquina asumiese ese error como algo correcto y en lo que basar futuras decisiones, lo que empeoraría todavía más su funcionamiento.
Desde que a principios de julio la prensa belga publicara que personas contratadas por Google estaban escuchando algunas de las interacciones que los usuarios mantienen con el asistente virtual de la empresa, son varios los gigantes tecnológicos que han reconocido prácticas similares.
Así, además de Google, Amazon, Apple y Facebook también indicaron que hacen lo propio, a lo que ahora se suman las revelaciones de Microsoft.
Se trata de prácticas que se vienen haciendo desde el mismo momento en que se pusieron en funcionamiento estos servicios y que son conocidas dentro del sector, pero que en muchas ocasiones no han sido comunicadas de forma precisa o transparente al público, lo que ha generado cierto ruido mediático a raíz de las publicaciones.
Las empresas han reaccionado de forma distinta: mientras que Google y Apple anunciaron que suspenderán el programa mientras se dan un tiempo para revisarlo, Microsoft ha optado por seguir con él pero dejar claro en la política de uso que lo están llevando a cabo.
«Para construir, entrenar y mejorar la precisión de nuestros métodos automatizados de procesamiento (incluyendo la inteligencia artificial), revisamos manualmente algunas de las predicciones e inferencias producidas por nuestros métodos», reza la página de Microsoft.