El portal de vídeos en línea YouTube, propiedad de Google, informó este jueves de que ha desactivado 210 canales que buscaban influir en las protestas antigubernamentales que se suceden desde hace semanas en Hong Kong.
La plataforma de vídeos indicó haber hallado que estos canales actuaban de forma «coordinada» y en consonancia con las «recientes observaciones y acciones en relación a China anunciadas por Facebook y Twitter», pese a que YouTube está prohibido en el país asiático.
Aunque la empresa no explicitó quiénes se encontraban detrás de estos canales, al establecer paralelismos con las investigaciones de las redes sociales, sugirió que, como en esos casos, los responsables de dichos canales serían personas vinculadas al Gobierno chino.
«Hallamos que estas cuentas usaban redes privadas virtuales (VPN) y otros métodos para esconder su origen, así como otras actividades normalmente asociadas a las operaciones de influencia coordinadas», apuntó el responsable del grupo de análisis de amenazas de la seguridad de Google, Shane Huntley.
El lunes, Twitter denunció haber hallado un esfuerzo coordinado por parte de 936 cuentas con origen en China para deslegitimar con información falsa y comentarios incendiarios las protestas de Hong Kong.
La red social con sede en San Francisco (California, EE.UU.) tildó el hecho de «operación informativa con apoyo estatal» y explicó que las cuentas buscaban «sembrar desavenencias políticas en Hong Kong» mediante la deslegitimización de quienes salieron a la calle a protestar.
«Tenemos pruebas certeras de que esto es una operación con apoyo estatal. Específicamente, hemos identificado grandes grupos de cuentas que se comportan de forma coordinada para amplificar los mensajes relacionados con las protestas en Hong Kong», indicó la empresa, que suprimió las cuentas.
Twitter está prohibido en China por el Gobierno, de manera que las cuentas se conectaban a la red social mediante redes privadas virtuales, aunque algunas de ellas usaban direcciones IP no bloqueadas.
La compañía que dirige Jack Dorsey compartió algunos de los mensajes lanzados por estas cuentas, en los que se mostraban imágenes de violencia y desperfectos en el mobiliario público supuestamente causados por los manifestantes y se les acusaba de estar locos o de recibir dinero de «los tipos malos».
Además de las 936 cuentas que formaban parte de la campaña contra los manifestantes, Twitter también suspendió de forma proactiva y antes de que empezaran a operar a gran escala otras 200.000 cuentas que detectó que habían sido creadas para «amplificar» esos contenidos.
Por su parte, Facebook, la red social más usada del mundo y que también está prohibida en China, indicó ese mismo día que también había eliminado siete páginas, tres grupos y cinco cuentas de usuarios por el mismo motivo, tras haber sido informada por Twitter sobre la campaña.
«Aunque las personas que llevaban a cabo esta actividad trataron de esconder su identidad, nuestra investigación halló vínculos con individuos que forman parte del Gobierno chino», apuntó el jefe de políticas de ciberseguridad de Facebook, Nathaniel Gleicher.
La antigua colonia británica de Hong Kong lleva once semanas de manifestaciones masivas que piden mayor autonomía y un régimen democrático para la región, algo a lo que China se opone frontalmente.